viernes, 11 de mayo de 2012

El "Código Moral Masónico"


El código moral masónico

Se ha transmitido entre los masones desde el principio de la masonería moderna. Tiene, por lo tanto, no menos de 300 años. 

Esta antigüedad hace que algunos de sus puntos estén expresados de un modo anacrónico, no obstante el sentido del código, sigue vigente.   No se considera este código moral masónico, como una especie de normas de obligado cumplimiento o un dogma de la masonería, los dogmas no existen en masonería. 

Sin embargo, como se indica en el último punto “…el día que se generalicen estas máximas entre los hombres la especie humana será feliz y la masonería habrá terminado su tarea….”.

El Código Moral Masónico, es un conjunto de normas de comportamiento ético, moral y social, que manifiestan y promulgan seguir las distintas corrientes y ritos de la Francmasonería. El origen de nuestro amado Código se remonta al año 1717, cuando se produjo la primera  reorganización de logias masónicas de que se tiene noticia, creándose en aquel momento la Gran Logia de Londres y Westminster, que con el paso de los años conformaría la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Este Código moral, fue definitivamente aprobado por el Convento de Lausana (Suiza),1 desarrollado entre el 6 y el 22 de septiembre de 1875. Para la elaboración de los trabajos, además de la propia Suiza, se comprometieron los cuerpos masónicos de Gales (Inglaterra), Bélgica, Escocia, Francia, Italia, Perú, Portugal, Grecia, Hungría y Cuba.  Sin embargo Grecia y Escocia se retiraron antes de tiempo, y el documento final fue firmado por los nueve Supremos Consejos que habían permanecido representados.

Es posible que usted busque información o haya leído alguna vez nuestro Código Moral Mason y a pesar de que podrían variar un poco en las definiciones de nuestro amado código, siempre todos estos conceptos convergen en un punto común, el cual es “La Superación Moral.”

 "Código Moral Masónico"

Ø  Venera al Gran Arquitecto del Universo
Ø  El verdadero culto que se da al Gran Arquitecto del Universo consiste, principalmente, en las buenas obras.
Ø  Ten siempre tu alma en un estado puro para aparecer dignamente delante de tu conciencia.
Ø  Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Ø  No hagas mal para esperar bien.
Ø  Haz bien por amor al mismo bien.
Ø  Estima a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie.
Ø  No lisonjees a tu hermano, pues es una traición; si tu hermano te lisonjea teme que te corrompa.
Ø  Escucha siempre la voz de tu conciencia.
Ø  Sé el padre de los pobres; cada suspiro que de tu dureza les arranques, son otras tantas maldiciones que caerán sobre tu cabeza.
Ø  Evita las querellas, prevé los insultos; deja que la razón quede siempre de tu lado.
Ø  Parte con el hambriento tu pan, y a los pobres mételos en tu casa; cuando vieses al desnudo cúbrelo y no desprecies tu carne en la suya.
Ø  No seas ligero en airarte porque la ira reposa en el seno del necio.
Ø  Detesta la avaricia porque quien ama la riqueza ningún fruto sacará de ella y esto también es vanidad.
Ø  En el corazón de los sabios está donde se practica la virtud y el de los necios donde se festeja la vanidad.
Ø  Si te avergüenzas de tu destino, tienes orgullo; piensa que aquél ni te honra ni te degrada; el modo como lo cumplas te hará uno u otro.
Ø  Lee y aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja; ocúpate siempre en el bien de tus hermanos y trabajarás para ti mismo.
Ø  No juzgues ligeramente las acciones de los hombres; no reproches y menos alabes; antes procura sondear bien los corazones para apreciar sus obras.
Ø  Sé entre los profanos libre sin licencia; grande sin orgullo; humilde sin bajeza; y entre los hermanos, firme sin ser tenaz; severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil.
Ø  Habla moderadamente con los grandes; prudentemente con tus iguales; sinceramente con tus amigos; dulcemente con los pequeños y eternamente con los pobres.
Ø  Justo y valeroso defenderás al oprimido; protegerás la inocencia, sin reparar en nada de los servicios que prestares.
Ø  Exacto apreciador de los hombres y de las cosas, no atenderás más que al mérito personal, sean cuales fueren el rango, el estado y la fortuna.
Ø  El día que se generalicen estas máximas entre los hombres la especie humana será feliz y la Masonería habrá terminado su tarea y cantado su triunfo regenerador.